Es esa sensación en el estomago, como la paz antes
de la tormenta, llegar a casa de los abuelos y ver sobre la mesa,
platos y mas platos de comida, las gambas, el paté, el vino, los
espárragos, el pavo o cordero dependiendo la oferta del súper, los
postres, café, cava o sidra, dulces y mazapanes. Mirándolo mejor:
colesterol, ácido úrico, sal, azúcar y alcohol, mucho alcohol,
algo bueno tendría que tener esta noche.
De repente en televisión aparece el campechano de
todos los años con su mensaje "en directo" gravado
seguramente días antes, deseándonos con orgullo y satisfacción que
sigamos siendo tan pobres y desdichados, en fin para un día que
trabaja no seré yo quien le ponga pegas.
Empiezan los villancicos y es entonces cuando
realmente decido que una copa me hará mas liviana la noche y al
mismo ritmo que se vacía la botella yo me lleno de falsa euforia,
mañana la resaca sera espantosa pero joder es "navidad" y
hay que celebrar que hace dos mil y pico años un tocayo mio nació
entre pastores, bovinos, reses y rodeado de frikis, cuanto me habría
gustado a mi haber nacido así.
P.d. Perdonar este mensaje navideño tan lleno de
sarcasmo y cinismo pero a todo el mundo no tiene porque gustarle la
navidad. Brindo con todas aquellas personas que alcen su copa
conmigo.
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