martes, octubre 19, 2010

El viejo escritorio

Me resulta raro volver a sentarme en este escritorio; he pasado tantas horas aquí divagando y casi había olvidado el frío tacto de esta incomoda silla. Todo parece estar en su sitio aunque la pluma esta polvorienta, el tintero esta seco y el papel ha tomado un color ocre otoñal mas acorde con esta estación.

Con los dedos repaso la madera, en los surcos puedo percibir, cual invidente leyendo braille, cientos de nombres, lugares y aventuras que aquí plasme sobre el papel, mis grandes éxitos y fracasos, mis mayores secretos y oscuros pensamientos, mi soledad marcada con lagrimas en algún diario...
El recuerdo de aquellos días pasados hace brotar lagrimas de mis cansados ojos, amargas y dulces también pero tan abundantes que he de cerrar los ojos; es entonces cuando percibo un olor familiar a cera derretida, el olor de tantas noches de vigilia, de insomnio, de alucinaciones y pesadillas...

Me prometí que solo seria un momento, que solo iba a echar un vistazo a mi vieja guardilla, igual que antes tiempo atrás me prometí que no volvería a escribir, promesas... Cojo un folio, relleno el tintero, enciendo una vela, todo vuelve a comenzar.