Zapatos de ante negros

Trac-trac-trac-trac-trac-trac...

Joder he tenido que llegar de resaca al trabajo para darme cuenta de lo ruidosa e insoportable que es esta jodida maquina, y solo llevo tres años trabajando con ella...

Es rara esta sensación, no es la primera vez que tengo resaca ya que soy aficionado a los licores, sobretodo al "escoces" pero, no se, esta es la primera vez que me la traigo al trabajo. Ahora entiendo porque Henry no ha venido hoy a trabajar, estará en la cama o aun tirado en el suelo donde se durmió, quien sabe; para colmo no lleva aquí ni una semana, cuando lo coja el jefe seguro le pone de patitas en la calle.

Henry es un tipo bastante peculiar, empezó a trabajar aquí el martes, hoy es viernes, llego con su traje de mercadillo y sus zapatos de ante negros, con gesto serio y barba de tres días; no dijo siquiera hola, era como si estuviese mudo. En la media hora que duro su instrucción solo hizo una pregunta: ¿cada cuanto tiempo puedo parar para fumarme un cigarro? Como si no le importase un carajo el trabajo que iba a realizar.

Ayer intente entablar conversación con el, era su tercer día aquí y aun no había hablado con nadie, me preocupaba que no se integrara en el grupo, aunque, ahora que lo pienso, no es que yo tuviese demasiada confianza con el resto. Era final de mes así que aproveche el momento de la salida para intentar abordarle.

-Perdona, por ahí no... hoy es final de mes y tenemos que ir al despacho del jefe a cobrar, ya se que solo llevas aquí tres días pero te pagaran el tiempo trabajado; por cierto te llamas Henry ¿no? yo me llamo Peter. Henry se dio la vuelta y señalo a la oficina como esperando mi confirmación.
-Si es allí junto al aseo. -aclare con voz amable. El comenzó a andar en aquella direccion y cuando me aventajaba unos metro dijo: Gracias.

Al salir de la fabrica seguí a Henry unos metros, tenia la necesidad de saber porque se comportaba así, ¿de que iba? no era prepotencia ni arrogancia, era algo mas triste pero no llegaba a entenderlo. Tube que abordarle de nuevo.
-¡Espera! - grite mientras me acercaba corriendo a el. Soy yo otra vez, quería hacerte una pregunta: ¿que te parece si nos tomamos un "escoces" antes de irnos a casa? Es que odio beber solo. venga que te invito yo.
Henry sonrió y exclamo: Ahora hablas mi idioma.

Bebimos durante horas, como si el mundo se acabase esa noche, como dos condenados a muerte que apuran sus ultimas horas, reímos, lloramos, saltando de un bar a otro. El no paraba de hablar, como si tuviese que recuperar todas las palabras que no había dicho en los dos días anteriores, me contó sobre sus padres, las ciudades por las que había viajado, los trabajos que había dejado y de los que le habían echado e incluso las mujeres que se había follado... hasta que cayo al suelo y entre dientes dijo: puedes llamarme Hank, luego se durmió.

Llevo toda la mañana pensando en ese maldito cabrón, el solo esta aquí para sacar algo de pasta mientras piensa a que ciudad se ira la semana o el mes que viene, como si no pensase en el futuro, encima se gasto el poco dinero que cobro en cervezas. El muy loco decía que iba a pedirle un aumento al Jefe hoy y no lleva ni cuatro días aquí...
De repente el jefe abrió violentamente la puerta de su despacho dando un portazo en la pared del aseo. Salio fuera del despacho y señalando la puerta de la calle gritaba enervado:
-Fuera de mi vista desgraciado y que no te vuelva a ver por aquí.
No podía creérmelo, detrás de aquella bola de sebo rabiosa apareció henry, con su traje de mercadillo, sus zapatos de ante negros, su barba ya de seis días y su gesto esta vez no tan serio.
- ¿Que ha pasado Hank? le pregunte extrañado.
El me miro, volvió a sonreír y mientras se acercaba a la salida me canto entre carcajadas:
-Le he pedido un aumento pero no le ha hecho gracia, así que le he vomitado en su café, el "escoces" que aun me quedaba... Que tengas suerte Peter, nos vemos.

Nunca le volví a ver...