jueves, febrero 14, 2008

Historia de Amor (paralela a San Valentin)

Otra vez es San Valentin... Se que muchos* de los que os paseáis por aqui esperais un post sobre lo falso que a ser este día, sobre toda la parafernalia consumista y la ausencia de amor real en el "día de los enamorados" Pero NO... (lo de "muchos" sabéis que es una forma de hablar) Hoy me toca hablar de amor pero del de verdad, del mismo que tanto persigo y tan rápido huye de mi.

Todo empezó ayer, eran mas o menos las cinco de la tarde, yo hacia lo que suelo hacer a esas horas, callejear con Alejandro por esos pueblos de España. Llegue a un paso a nivel al que curiosamente siempre llego cuando la barrera esta bajada, una de dos: o esa vía tiene un trafico inusual o siempre paso a la misma hora... Me encanta quedarme allí, parado, en silencio, viendo como las cosas ocurren mientras espero que pase el tren de las 5.10, la gente que entra a la farmacia encogida y sale sonriendo, los niños que abandonan el colegio correteando tras un balón, los obreros, normalmente ecuatorianos, que trabajan en la obras de la calle (aquello parece la obra del Escorial) y aunque nunca me había fijado demasiado hasta ayer una pareja de galgos callejeros que deben vivir por la zona.

Resulta que aquella pareja de animales se aman, lo se porque siempre van juntos, jugado a que se cogen, haciendo... ejem ya os imaginareis que pueden hacer dos animales uno encima del otro, ladrándose como si discutieran. Ayer en uno de sus paseos diarios Ella se avanzo a El persiguiendo una pelota que un niño golpeo mas fuerte de la cuenta de repente una bocina rompió aquel idílico silencio. Eran el tren de las 5.10 puntual a su hora, hizo sonar la bocina varias veces pero no le dio tiempo a saltar de la vía...

Ansioso deje a Alejandro mal aparcado y corrí hacia la vía para ver como estaba, pero ya era tarde; entre uno de los obreros y yo saquemos sus restos de la vía, El nos ladraba como si creyera que le estábamos intentando hacerle almo malo, (como si fuese posible hacerle mas daño) luego cuando la dejemos en el suelo El le lamió la sangre y allí se quedo, quieto cual estatua, mirándola como si hubiese comprendido todo. Joder jamas olvidare aquellos ojos cuando nos miraba intentando pedirnos que la ayudáramos.

Hoy volví a pasar por aquel lugar, no estaba dentro de mi ruta para he querido pasar y allí estaba El, como si no se hubiese movido ni un centímetro. El obrero me ha comentado que los de la basura intentaron llevarse el cuerpo pero El no les dejo. Si amig@s eso es a lo que yo llamo amor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha gustado esta historia. Y sí, yo también pienso que así debe de ser el amor. Si es que ya lo decían nuestras abuelas... "deberíamos aprender mucho de los animales".