Nubes, el cielo estaba completamente cubierto de nubes, hacia un viento infernal y la mar estaba revuelta, mas de la cuenta.
- ¿Has visto como esta el cielo hoy Ateo? No se ve ni una jodida estrella, y hace un frió de mil diablos, esta va a ser una noche larga, muy larga.
Ateo me miraba como si me comprendiese y se tumbo junto a mi con cara de circunstancia. Puesto que no podía vigilar los cielos, cogí mi cuaderno de bitácora y comencé a escribir algunas letras que tenia a medio terminar. Bebí, no alcanzo a recordar cuanto pero bebí porque necesitaba recordar o quizás eso era lo que yo pensaba...
De repente el tiempo empeoro, las nubes se multiplicaron, el viento se torno vendaval y la mar estallo en una vorágine de espuma, sal y rocas. Asustado intente levantarme cuando la cantidad de alcohol que portaba en mi interior hizo contrapeso y me devolvió al frió suelo; conseguí asirme a una firme rama y usándola de cayado comencé a medio arrastrarme hasta mi cabaña pero una racha de viento arranco el cuaderno de mis entumecidas manos lanzandolo junto al acantilado.
Todos esto años, todo este duro trabajo y noches en vela a unos metros del completo olvido... Consegui ponerme en pie y corri hasta donde estaba el zarandeado cuaderno, lo recogi del suelo y lo aferre a mi pecho con fuerza. Alce la vista, pero ya era tarde... una ola diez veces mayor que yo, habia roto contra el acantilado y estaba apunto de engullirme, hice lo unico que podia hacer, lo unico que me importaba, lance el cuaderno hasta donde Ateo se encontraba y me deje llevar.
"Marioneta del mar, cual sera ttu triste final, quien te recordara, quien por ti llorara..."
Desperte horas despues en la orilla, con el cuerpo completamente magullado, la boca llena de salitre y la extraña sensacion de no saber porque continuaba vivo. Mire al cielo y alli algunas estrellas me deban la bienvenida, entonces comprendi que aun tenia algo que hacer aqui.
Volvi a casa y alli me esperaba Ateo, junto a la cama con el cuaderno bajo sus patas.
-Buen trabajo Ateo, vamos fuera tenemos trabajo que hacer.
- ¿Has visto como esta el cielo hoy Ateo? No se ve ni una jodida estrella, y hace un frió de mil diablos, esta va a ser una noche larga, muy larga.
Ateo me miraba como si me comprendiese y se tumbo junto a mi con cara de circunstancia. Puesto que no podía vigilar los cielos, cogí mi cuaderno de bitácora y comencé a escribir algunas letras que tenia a medio terminar. Bebí, no alcanzo a recordar cuanto pero bebí porque necesitaba recordar o quizás eso era lo que yo pensaba...
De repente el tiempo empeoro, las nubes se multiplicaron, el viento se torno vendaval y la mar estallo en una vorágine de espuma, sal y rocas. Asustado intente levantarme cuando la cantidad de alcohol que portaba en mi interior hizo contrapeso y me devolvió al frió suelo; conseguí asirme a una firme rama y usándola de cayado comencé a medio arrastrarme hasta mi cabaña pero una racha de viento arranco el cuaderno de mis entumecidas manos lanzandolo junto al acantilado.
Todos esto años, todo este duro trabajo y noches en vela a unos metros del completo olvido... Consegui ponerme en pie y corri hasta donde estaba el zarandeado cuaderno, lo recogi del suelo y lo aferre a mi pecho con fuerza. Alce la vista, pero ya era tarde... una ola diez veces mayor que yo, habia roto contra el acantilado y estaba apunto de engullirme, hice lo unico que podia hacer, lo unico que me importaba, lance el cuaderno hasta donde Ateo se encontraba y me deje llevar.
"Marioneta del mar, cual sera ttu triste final, quien te recordara, quien por ti llorara..."
Desperte horas despues en la orilla, con el cuerpo completamente magullado, la boca llena de salitre y la extraña sensacion de no saber porque continuaba vivo. Mire al cielo y alli algunas estrellas me deban la bienvenida, entonces comprendi que aun tenia algo que hacer aqui.
Volvi a casa y alli me esperaba Ateo, junto a la cama con el cuaderno bajo sus patas.
-Buen trabajo Ateo, vamos fuera tenemos trabajo que hacer.